El Festival Nacional de Folklore de Cosquín expresa las asimetrías que impone la industria musical y casi en la misma baldosa --pero con una distancia que nunca se suprime-- cruza a los artistas de corte marketinero con los que alumbran la esperanza de alcanzar un espacio de expresión e intercambio.
"Muchas veces el público no conoce en qué condiciones llegan algunos artistas a Cosquín. A veces no sabe del sacrificio que hacen; no sabe que algunos vienen aunque no tienen para comer todos los días durante su estadía", reflexionó el guitarrista bonaerense Javier Caminos.
El festival opera como imán para los músicos que buscan un lugar por fuera del recorrido que se propone desde el escenario montado en la plaza Próspero Molina, donde se televisa un programa con artistas contratados, delegaciones oficiales y ganadores del concurso oficial.
Caminos, quien se presenta todas las noches en la Peña La Salamanca --una de las 14 habilitadas-- aseguró que, pese al esfuerzo, "muchos tampoco terminan tocando todo lo que esperan tocar".
El escenario principal es el producto de otros debates pues, una vez definida la programación, hasta el minuto final los músicos deben bregar por un horario razonable y, con 25 artistas por noche, se trata de una batalla que siempre deja heridos.
"Hay que tener presente que existen presiones de los sellos discográficos y aspectos comerciales que son difíciles de conciliar", apunto el tucumano Juan Falú quien, a pesar de sus pergaminos tendrá el próximo miércoles veinte minutos en el escenario.
Cualquiera sea su naturaleza, condición y antecedentes, los músicos se concentran en Cosquín y --con el interés que se despierta-- la ciudad --de veinte mil habitantes-- queda colapsada en su capacidad.
El nivel de ocupación supera el 95 por ciento con valores que tienen un piso de 300 pesos por noche en un hotel y 100 en casas de familia. También hay campings, públicos y privados, con capacidad cubierta.
El público desborda la ciudad todas las noches y en la ruta 38, el acceso a Cosquín desde la ciudad de Córdoba, desde las primeras horas de la tarde se consolida una caravana de autos de aparente infinitud.
En esa ruta, frente al Hospital Domingo Funes, los médicos cordobeses nucleados en la Unión de Trabajadores de la Salud, en conflicto laboral desde hace cuatro meses, cortaron entre las 18 y las 22 en forma intermitente la ruta a modo de protesta y le pedían al público "no enfermarse durante su estadía en la provincia".
Sucede que por diez noches el Festival estará en el centro de la escena y --se trate de artistas o trabajadores-- es un espacio donde también está en pugna la visibilidad.
"Muchas veces el público no conoce en qué condiciones llegan algunos artistas a Cosquín. A veces no sabe del sacrificio que hacen; no sabe que algunos vienen aunque no tienen para comer todos los días durante su estadía", reflexionó el guitarrista bonaerense Javier Caminos.
El festival opera como imán para los músicos que buscan un lugar por fuera del recorrido que se propone desde el escenario montado en la plaza Próspero Molina, donde se televisa un programa con artistas contratados, delegaciones oficiales y ganadores del concurso oficial.
Caminos, quien se presenta todas las noches en la Peña La Salamanca --una de las 14 habilitadas-- aseguró que, pese al esfuerzo, "muchos tampoco terminan tocando todo lo que esperan tocar".
El escenario principal es el producto de otros debates pues, una vez definida la programación, hasta el minuto final los músicos deben bregar por un horario razonable y, con 25 artistas por noche, se trata de una batalla que siempre deja heridos.
"Hay que tener presente que existen presiones de los sellos discográficos y aspectos comerciales que son difíciles de conciliar", apunto el tucumano Juan Falú quien, a pesar de sus pergaminos tendrá el próximo miércoles veinte minutos en el escenario.
Cualquiera sea su naturaleza, condición y antecedentes, los músicos se concentran en Cosquín y --con el interés que se despierta-- la ciudad --de veinte mil habitantes-- queda colapsada en su capacidad.
El nivel de ocupación supera el 95 por ciento con valores que tienen un piso de 300 pesos por noche en un hotel y 100 en casas de familia. También hay campings, públicos y privados, con capacidad cubierta.
El público desborda la ciudad todas las noches y en la ruta 38, el acceso a Cosquín desde la ciudad de Córdoba, desde las primeras horas de la tarde se consolida una caravana de autos de aparente infinitud.
En esa ruta, frente al Hospital Domingo Funes, los médicos cordobeses nucleados en la Unión de Trabajadores de la Salud, en conflicto laboral desde hace cuatro meses, cortaron entre las 18 y las 22 en forma intermitente la ruta a modo de protesta y le pedían al público "no enfermarse durante su estadía en la provincia".
Sucede que por diez noches el Festival estará en el centro de la escena y --se trate de artistas o trabajadores-- es un espacio donde también está en pugna la visibilidad.
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