El secretario general de la CGT, Hugo Moyano, lanzó ayer un fortísimo ataque contra el gobierno nacional y ratificó que mantendrá, a rajatabla, las reivindicaciones salariales y de condiciones laborales.
"No nos van a asustar. Hemos luchado contra la dictadura militar, contra la dictadura financiera. Contra todos los gobiernos que quisieron quitarles derechos a los trabajadores. Y lo vamos a seguir haciendo", advirtió.
Moyano habló al inaugurar un local sindical del Centro de Patrones Fluviales, en Puerto General San Martín, 30 kilómetros al norte de Rosario (Santa Fe). Fue la primera aparición pública del caudillo camionero desde el acto que, a mediados de diciembre, encabezara en el estadio del club Huracán.
"No se vienen momentos simples, no se vienen momentos tan buenos como los que hemos vivido... se vienen momentos donde los trabajadores, día a día, nos vamos a tener que poner firmes para defender nuestros derechos", vaticinó.
"A mí no me interesa que algún funcionario salga a hablar algunas cosas, son los `che, pibe', son a los que les dicen `tenés que hacer' y salen a decir cualquier cosa. Todos sabemos que ningún funcionario puede hacer ni siquiera una mueca jugando al truco si no se la autorizan. Son Chirolita", agregó.
Horas antes, y tras fracasar las reuniones en el ministerio de Trabajo para conseguir que la empresa Camuzzi Gas del Sur reincorpore a doscientos despedidos, el Sindicato de Choferes de Camiones (Sichoca) había ratificado la posibilidad de lanzar un paro con movilización hacia la Plaza de Mayo.
Las conversaciones se habían iniciado el miércoles pasado, y después de un cuarto intermedio por 48 horas, finalizaron sin arribar a acuerdo alguno.
Disgustados al no conseguir lo que deseaban, los negociadores gremiales --encabezados por su secretario adjunto, Pablo Moyano-- se retiraron antes de tiempo. De inmediato, la cartera laboral recordó la vigencia de la conciliación obligatoria, que retrotrae las acciones al 31 de diciembre último.
"Esta determinación impide a la empresa efectuar los 81 despidos y al sindicato tomar cualquier medida de fuerza", explicó un comunicado.
Moyano, sin embargo, se mantiene en pie de guerra: aclaró que no está dispuesto a acatar la medida hasta el martes próximo, cuando vencerá el plazo. "No tenemos nada y seguimos en la misma postura", enfatizó.
Para el hijo de Hugo Moyano, a los 81 operarios, que son trabajadores efectivos, deben sumarse otros 120 contratados, totalizando los doscientos cesanteados.
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