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jueves, 8 de marzo de 2012

DOBLE O NADA

Días atrás, Carlos Zannini se reunió con Daniel Scioli y le transmitió que CFK esperaba que él, en poco tiempo más, empezara a realizar gestos públicos en función de la reforma constitucional con reelección presidencial. Pero también se estarían sucediendo otras conversaciones, por ejemplo, entre el jefe de gabinete de Scioli, Alberto Pérez, y los operadores cristinistas Carlos Kunkel y Fernando “Chino” Navarro. Un tema empieza a ser recurrente en estos diálogos: la posibilidad de una doble reforma constitucional, en la Nación y en la provincia de Buenos Aires. En otras palabras, que el gobernador podría convertirse en el impulsor de la reelección de Cristina y ésta daría la bendición para que aquél también pueda ser reelecto, lo que hoy le prohíbe el artículo 123 de la carta magna provincial. De acuerdo con este texto, para aspirar a un nuevo mandato como gobernador, Scioli debería esperar hasta el 2015.
Son varios los factores que impulsan al cristinismo a ser generoso con el ex motonauta. Para empezar, hay cierto temor en Olivos de que tome vuelo en Buenos Aires la candidatura a gobernador de Sergio Massa, considerado altamente inconfiable y capaz de plegarse al proyecto presidencial de Mauricio Macri, fracturándose así el voto peronista. En una hipótesis de este tipo, el cristinismo correría un serio riesgo: aun reformando la Constitución, CFK podría enfrentarse al riesgo electoral de que una parte importante del voto peronista bonaerense le dé la espalda al Frente para la Victoria, como ya ocurrió el 28 de junio del 2009 con el triunfo de Francisco de Narváez sobre la lista de diputados que encabezaban Néstor Kirchner y el propio Scioli. Un escenario semejante podría condenar a Cristina a no alcanzar el 45% de los votos ni 10% de diferencia con quien salga segundo, lo que la obligaría a competir en una peligrosa segunda vuelta, cargando sobre sus espaldas con el desgaste de ocho años de gestión propia y doce, en realidad, si se le suma el período de Néstor Kirchner.
Con estas cuentas sobre la mesa, la eternización de Scioli como gobernador empezaría a resultarle atractiva al cristinismo. Por otra parte, ni Gabriel Mariotto ni ninguno de los intendentes que responden al gobierno estarían en condiciones de proyectarse como candidatos a gobernador competitivos con Massa, Gabriela Michetti e incluso el alicaído De Narváez.

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