"No voy a ser candidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires". Así, en forma lacónica, Ernesto Sanz desmintió un rumor surgido anoche y que más que eso parecía una intención de dirigentes radicales ansiosos por hacer "pata ancha" en un territorio gobernado por el PRO y que, además, serviría para alinear a los propios, ademas de tener un candidato con fuerza propia para competir.
La especie surgió en la reunión del Instituto Nacional Yrigoyeniano en un hotel porteño y la contó el periodista Ignacio Zuleta, con lujo de detalles. De todos modos, aclaró que se trataba de una de las "quimeras radicales", precaución que, en casos como el del radicalismo, hay que tener, habida cuenta de la situación por la que atraviesa justo por estos días en que, por ejemplo, uno de los adalides de Cambiemos, Emilio Monzó, decreta el cese unilateral de parte del PROnismo (el PRO que se respalda en peronistas) de la alianza electoral que los llevó a donde están.
Sanz, en diálogo con MDZ esta mañana pinchó en forma vehemente el globo de ensayo y enumeró las dos razones de la decisión:
1- "No vuelvo a la función pública. Es decisión muy firme que aunque nunca me creyeran, la ratifico diariamente con hechos. Trabajo en mi estudio como abogado y soy muy feliz".
2- "Aún cuando quisiera o alguien me postulara, jamás cambie mi domicilio, con lo cual no podría ser candidato en otro lugar que no fuera Mendoza".
Hay un dejo de nostalgia, sin embargo, en el tono de Sanz. El "tal vez algún día" deja abierta todas las puertas, como si se tratara de una serie de Netflix que concluye su última temporada con suspenso y una imagen que promete más. Pero su "felicidad" está en un lado diferente a los comités de campaña, por ahora, tal como lo ratificó, al desmontar (más que desmentir) cualquier posibilidad de acción proselitista a su alrededor.
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