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lunes, 20 de agosto de 2012

CHISMES Y OTRAS YERBAS DE LA POLITICA NACIONAL

Ahora todos los gobernadores, petroleros o no, tendrán una parte del compromiso con el negocio-país más grande en curso después de la exportación de soja. ¿Hay una trama política? Quizás, porque hay cabos sueltos en el plan oficial. Uno de ellos es que lo último que le conviene a la Presidente de cara a las elecciones de 2013, en donde se jugarán los números para un eventual proyecto de reforma con reelección, es una pelea con los gobernadores. ¿Qué mejor que hacerlos trabajar a todos con la zanahoria del «petróleo para todos». Para asegurar esa relación, la YPF de Galuccio avanzó en las últimas horas en la descentralización de la compañía para darle a cada provincia petrolera más poder. La medida se hace a través de la creación de cuatro gerencias regionales que estarán a cargo de delegados con más poder que nunca, que serán los interlocutores de los gobernadores, que intervinieron en la decisión de quién ocuparía esos cargos. Galuccio designa en esas gerencias a veteranos de la empresa que llevarán atribuciones de la torre de Puerto Madero por ahora a cuatro provincias: Santiago Martínez Tanoira será el virrey de YPF en Mendoza y Carlos Grassia, en Santa Cruz. Por su parte, Alejandro Eloff en Chubut, y Javier Sanagua en Neuquén y Río Negro.  

Argüello, hasta ahora valedor de los proyectos del Gobierno ante posibles inversores que quería llevar alguna claridad sobre esta disputa que si no se sepulta y se abulona bien, puede ser motivo de litigios que devalúen el negocio. Tendrá que rendir cuenta de esas dudas en cada paso que dé en adelante, como ya tuvo que hacerlo en la cena del sábado en el restorán Nostalgias del fin del mundo en Palermo, adonde llevó a la titular del Council of the Americas, Susan Segal; la otra actividad que tuvo el embajador en una semana agitadísima, que lo exhibió también en un almuerzo el jueves en el regimiento de Granaderos a Caballo junto al ministro de Defensa Arturo Puricelli, en honor del viceministro de Defensa para el Hemisferio Occidental de Barack Obama, Frank Mora, en el cual se brindó por las buenas relaciones entre Buenos Aires y Washington pese a los azotes leves que se cruzan cada tanto para sostener algunas leyendas que les convienen a las dos partes. Mora es un experto en América Latina que se encarga, nada menos, que de las relaciones entre el Comando Norte y el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de su país y consigna entre sus antecedente hacer sido asesor de la CIA, algo que para los expertos es más importante que haber pertenecido a ese servicio. Todo un profesional.


Estos detalles los conoce la Presidente y de eso habló en sus contactos telefónicos con Buenos Aires del fin de semana, que incluyeron también deberes de tristeza, como comunicarse con la familia del abogado Octavio Pérez Galimberti, quien murió el viernes víctima de un accidente absurdo en la Capital Federal, cuando se derrumbó una marquesina de la calle Lavalle. Pérez Galimberti era asesor de Julio Alak y ese día había terminado de preparar parte de la exposición que hará mañana el ministro en el Congreso sobre las reformas al Código Civil y Comercial. Era uno de los coordinadores del proyecto final que fue al Congreso y sobre el cual Alak ha sido convocado para explicar las diferencias entre la idea original del trío Lorenzetti-Highton-Carlucci, y las modificaciones que introdujo la oficina de Carlos Zannini aconsejado, entre otros, por la flamante procuradora Gils Carbó. Cristina conocía a la familia de este joven porque son todos de La Plata y llamó para dar las condolencias por esta desgracia a causa de un avatar evitable que terminó con la vida de un joven de 33 años.  
El diputado Nacionalista Alberto Asseff estuvo de gira por la costa atlantica visitando Necochea y Mar del Plata  y con agendar altamente cargada.
 

La visita de un prócer musical como Zubin Mehta, quien afirmó la semana pasada su fama porteña, no sólo con su talento sino también con sus gestos. Nadie osó respirar cuando giró sobre sus zapatos de charol y enfrentó el público del Teatro Colón el miércoles hasta encontrar un rostro conocido; el de Jeanette Arata de Erize, presidenta del Mozarteum, y entonces, con su marcado acento italiano y su voz potente, le dijo: «Hace cincuenta años que te amo y éste es mi homenaje. No sé cómo saldrá, es la primera vez...». Luego, elevó sus manos, reclamó silencio con un gesto de batuta que todos entendieron y marcó el comienzo del tango de Gardel y Lepera «Por una cabeza». Así, suavemente, con un sonido hondo, salido del fondo de los instrumentos de la orquesta del Maggio Musicale Fiorentino, dejó atrás la emoción que había provocado con la música de Beethoven y Ginastera. Ese tango «a la europea» se robó la noche. Tronó el «bravo» y el público emocionado aplaudió a rabiar. 

A los 70 años, Zubin Mehta no se cansa de recorrer el mundo cosechando éxitos y se veía juvenil, al igual que la ruborizada Erize. Allí estaban Pedro Pablo García Caffi, Adriana Rosemberg, Nelly Arrieta, Marta Gancia, Sergio Renán, Alex Reynal, Pablo Boskis, Eva Giberti, Cristina Kalouff, Norberto Frigerio, Ana María Costaguta, Patricia Pearson, Estela Totha; los embajadores de Italia y Colombia, y la empresaria Claudia Stad, quien salió cantando, como una soprano, «por una cabeza, si ella me olvida, qué importa perderme, mil veces la vida, para qué vivir...». En la noche siguiente, Stad se enfundó en un vestido rojo y volvió cantando al teatro Ópera, otra vez a escuchar a Mehta, esta vez para celebrar el aniversario de los 200 años del banco Citi. «Cuántos desengaños por una cabeza, yo juré mil veces no vuelvo a insistir...», repetía, como un jugador que reincide hasta que pierde, escoltada por un joven de gala con bombín. «Si. Hay que festejar cantando», dijo un entendido en finanzas y añadió que Louis Vuitton puede abandonar la Argentina, pero los bancos siguen firmes. Para los invitados, el cielo del Citi estaba en el primer piso. Aunque había champán y bocaditos por todos lados, allí estaba Juan Bruchou recibiendo a los personajes top: Eugenia y Eduardo Grüneisen; la embajadora de EE.UU., Vilma Martínez; Daniel Novegil (Tenaris), Ricardo Calderón (embajada de México), Luis Pagani (Arcor), Francisco de Narváez, Teresa Frías (arteBA), Javier Madanes (Aluar), Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Luis Pérez Companc (Molinos), Cristiano Ratazzi (Fiat), Claudio Cesario (ABA), Jaime Campos (AEA), Hugo Biolcati, Adelmo Gabbi, Carlos Grosso y, entre otros, Mirtha Legrand. 

Eduardo Costantini fue el invitado más asediado. «No se puede salir con él», admitió Clarise, su mujer, mientras lo miraba, rodeado por un grupo de parientes de San Isidro, la ciudad donde nació, se crió y sufrió la injusticia que contó esa noche: «Mi madrina nos mandaba plata con una de mis hermanas, ella nos daba el 10% y se quedaba con el resto». Mientras, Josefina Blaquier invitaba a la fiesta anual del Museo de Bellas Artes a Teresa Bulgheroni, el historiador Ángel Navarro, que se hizo cargo de la caprichosa colección Fortabat, confirmó esa noche que va a cambiar el diseño expositivo del museo. Se sabe: Amalita amparó a sus amigos y ahora, Navarro tiene en vilo a muchos artistas. En el Dique 4 rodarán cabezas. En el escenario, con gestos de pantera y oficio de locutora, Mariana Arias presentó a Bruchou, quien se ganó un aplauso cuando dijo que el Citi se fundó en 1812 en NYC, pero que su primera sucursal internacional la abrió en 1914 en Buenos Aires. En la platea contaban que «más allá del atractivo de las vacas y el trigo, las empresas del sueño americano (Dupont, Colgate Palmolive, General Electric, General Motors, Coca-Cola, US Steel, Ford) preferían también un banco americano». A Mehta y la orquesta fiorentina les costó conquistar a un público que en los comienzos, con la obertura de «Las vísperas sicilianas» de Verdi se mostró menos entusiasta que el del Colón. Pero al final logró conmoverlo, con las melodías de la sinfonía «Del Nuevo Mundo» de Dvorak, y luego de una cerrada ovación, ya como un genuino fan de Gardel, cuando tocó «Mi Buenos Aires querido».




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